Por: Diego Rodríguez
Las apariencias engañan, y en el caso de Larry Bird, más que en ningún otro. El jugador de Indiana no parecía especialmente dotado para jugar al baloncesto. Pelirrojo, con la imagen típica de un granjero, saltaba poco, padecía numerosos problemas físicos y su corpulencia limitaba su agilidad. En teoría, debía resultarle difícil sobrevivir en la jungla de la NBA.
No sólo sobrevivió, se convirtió en una de las tres grandes estrellas (junto a Jordan y Magic) que contribuyeron a relanzar una liga que atravesaba momentos bajos. Difícilmente podrá encontrarse un jugador dotado de una fuerza mental mayor que la de Larry Bird y con mayor hambre de triunfos. En la pista lo hacía todo fácil. Era un prodigio de sencillez.
Que Bird sea un mito del baloncesto es un pequeño milagro. Las trampas que debió sortear hasta llegar a la cumbre habrían acabado con la ilusión de la mayor parte de los mortales. Pero el jugador de Indiana estaba hecho de un material especial. Tras el sufrimiento, cuanto tocó el cielo, quiso mantenerse en la gloria a cualquier precio. Hubo de superar una infancia muy desgraciada. Su padre se suicidó, tuvo problemas con los estudios y en su etapa universitaria topó con el látigo del técnico Bobby Knight. En el plano deportivo, ya destacó como escolar. Era una celebridad en French Lick, cuando estudiaba en la “high school”. En la final del campeonato escolar congregó a más de 4.000 aficionados en su modesto gimnasio.
Al ingresar en la universidad de Indiana State, chocó frontalmente con los métodos de Knight. Dejó un año los estudios y el baloncesto. Ese verano se ganó la vida trabajando como barrendero, pero volvió a coger los libros en la Universidad de Indiana y a practicar su deporte favorito con los hoosiers. Durante tres años, jugó en ese equipo y llegó a disputar la final de la NCAA, en 1979, pero perdió ante Michigan State, el equipo de “Magic” Johnson. Un año antes, el alma mater del Boston Celtics, “Red” Auberbach, ya se había asegurado, en el draft, la contratación del alero.
Después, durante trece temporadas, hizo las delicias del desaparecido Boston Garden. La NBA salió fortalecida de sus duelos con “Magic” Johnson. La afición al baloncesto de dividió entre partidarios de los Lakers y de los Celtics. Esa rivalidad actuó como reconstituyente para la NBA, que en la década de los setenta había perdido terreno ante las otras grandes ligas (MLB, NFL y NHL).
Larry Bird fue uno de los primeros jugadores en explotar su imagen, para obtener unos ingresos que hicieron aumentar su cuenta corriente, pero también la de su club y la de la liga. La NBA, que atravesaba una crisis financiera, emprendió un crecimiento espectacular.
En su primer año en la NBA, los Celtics, dirigidos desde el banquillo por Bill Fitch, consiguieron el triunfo en 61 partidos de la fase regular, pero cayeron en los play-off ante los Sixers. En su segunda temporada ganó su primer anillo. En 1984, por fin, se midió en la final a la otra estrella de la liga, Johnson. Bird había sido elegido el mejor jugador de la fase regular y refrendó tal honor ganando el anillo y, también, el premio al mejor jugador de la final. Los Lakers batieron a los Celtics en 1985, pero Bird volvió a ganar el título en 1986.
Su último reto llegó en 1992. Formó parte del “dream team”, que ganó el oro olímpico en Barcelona’92. Después se retiró. En las últimas temporadas había sufrido numerosos dolores en la espalda. Jugó 897 partidos con los Celtics, en los que anotó 21.791 puntos, la decimosexta mejor marca de la historia de la NBA. Desde su retirada, colabora con los Celtics, aunque la mayor parte del tiempo lo pasa en su rancho de Indiana, en el que cuida las tierras y sale a pescar casi a diario.
PALMARÉS
1 medalla de oro en Barcelona’92
3 títulos de la NBA con los Celtics (años 81, 84 y 86)
3 MVP de la NBA (años 84, 85 y 86)
2 MVP de la final de la NBA (años 84 y 86)
9 veces elegido como integrante del quinteto ideal de la NBA (desde 1980 hasta el 1988)
1 MVP del All Star Game (1982)
12 veces elegido para el All Star Game (desde 1980 hasta 1992)
Miembro del «Hall of Fame»
Mejor «rookie» de la NBA
3 veces ganador del concurso de triples de la NBA (años 86, 87 y 88)
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